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​Mosaico describiendo a Jesucristo como “Dios” es revelado en Israel

March 20, 2018

El mosaico en homenaje al “Dios Jesucristo” es uno de los primeros registros de la creencia en la divinidad de Cristo de los primeros siglos de la era cristiana. La escritura data del año 230 d.C. El “reconocimiento”de la divinidad de Jesús sólo fue oficializado por la iglesia en el Concilio de Nicea, en el 325 d.C.

La pieza fue descubierta en 2005, en la región de la aldea de Othnay, cerca de Megido, en el norte de Israel.

Cancelada por la Autoridad de Antigüedades de Israel y la Universidad de Tel Aviv, formaba parte del suelo de lo que se cree que es una iglesia que funcionaba en una casa.  Sólo ahora ella será abierta al público. Son tres inscripciones en griego, que dicen:” “Akeptus, la devota, dedica la mesa a Dios, Jesucristo, como memorial”. Akeptous es el nombre de una mujer que donó su mesa para la celebración de la cena, explican los arqueólogos. El mosaico era como una “placa de homenaje”.

 

El Dr. Yotam Tepper de la Universidad de Haifa, que encabezó la excavación, explica que el mosaico probablemente era parte de una sala de oración en la casa de una familia cristiana. Como era costumbre en la época, esas casas eran el centro de la comunidad cristiana antes de que los primeros templos cristianos fueran construidos en el siglo IV.

 

Las imágenes de peces, uno de los símbolos cristianos más comunes en la Iglesia primitiva, también están presentes en el mosaico. El ‘Icthys’ (término griego para ‘pez’) era usado como un mensaje cifrado en un período donde había persecución creciente. El acrónimo usa las letras iniciales de la frase griega: “Jesucristo, Hijo de Dios, el Salvador”.

 

Se cree también que el descubrimiento de ese mosaico ayuda a mostrar que, aunque tradicionalmente hostil al culto cristiano, había tolerancia en aquella aldea situada en un campamento militar romano.

 

“Aquí, los romanos tenían hasta oficiales cristianos”, dijo Tepper. “La persecución puede haber sido exagerada o acudió más tarde aquí”. Hay indicios que el donante del mosaico habría sido un centurión romano llamado Gaianus, también llamado “Porophrius, nuestro hermano”. Esto confirmaría la tolerancia y hasta la adhesión de soldado al cristianismo en aquella época.

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Veamos ahora, ¿quién demandaba ser Jesús? ¿Quién dice la Biblia que era Él? Primero, miremos las palabras de Jesús en Juan 10:30, “Yo y el Padre uno somos”. A primera vista, no parecería afirmar ser Dios. Sin embargo, mire la reacción de los Judíos en Su declaración, “Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios” (Juan 10:33). En los siguientes versículos, Jesús nunca corrige a los judíos diciéndoles, “Yo no me hago Dios”. Eso indica que Jesús verdaderamente estaba diciendo que era Dios al declarar, “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30)Juan 8:58 es otro ejemplo. Jesús proclamó, “¡De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy!” Tomaron entonces piedras para arrojárselas (Juan 8:59). Jesús, anunciando Su identidad como “Yo soy” es una aplicación directa del nombre del Antiguo Testamento para Dios (Éxodo 3:14). Nuevamente, ¿por qué los Judíos querían apedrear a Jesús, si El no había dicho algo que ellos creían era blasfemo, concretamente, una afirmación de ser Dios?

Juan 1:1 dice que “el Verbo era Dios”. Juan 1:14 dice que “aquel Verbo fue hecho carne”. Esto indica claramente que Jesús es Dios en la carne. Tomás el discípulo de Jesús dijo, “Señor mío y Dios mío” (Juan 20:28). Jesús no lo corrigió. El Apóstol Pablo lo describe como, “…nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). El Apóstol Pedro dice lo mismo, “…nuestro Dios y Salvador Jesucristo” (2ª Pedro 1:1). También Dios el Padre es testigo de la completa identidad de Jesús, pero acerca del Hijo dice, “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de Tu reino”. Las profecías de Cristo del Antiguo Testamento anuncian Su deidad, “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre, Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”

La arqueología ha jugado un papel importante en la determinación de la confiabilidad de la Biblia. Hay muchísima evidencia fuera de la Biblia que confirma el relato de Jesús, tal como aparece escrito en los Evangelios.

 

Sin embargo, es importante darnos cuenta de que no es realista esperar que la arqueología respalde cada suceso y lugar del Nuevo Testamento. Nuestra perspectiva consiste en buscar qué evidencia existe y ver si corresponde o no con el Nuevo Testamento.

CONFIRMACIÓN HISTÓRICA DE JESÚS

La primera evidencia viene de los cuatro Evangelios, que han demostrado ser precisos ellos mismos. Fuera del texto bíblico hay varios testigos también. El historiador judío Flavio Josefo (37 d.C. - 100 d.C.) registró la historia del pueblo judío en Palestina entre 70 d.C. y 100 d.C. En su obra, Antigüedades judías, dice: "Ahora bien, existió, alrededor de este tiempo, Jesús, un hombre sabio, si corresponde llamarlo hombre, porque era un hacedor de obras maravillosas, un maestro de hombres que reciben la verdad con placer. Atrajo hacia sí a muchos de los judíos y muchos de los gentiles. Él fue el Cristo y, cuando Pilato, por sugerencia de los principales hombres entre nosotros, lo condenó a la cruz, los que lo amaban al principio no lo abandonaron. Porque apareció vivo nuevamente al tercer día, como habían predicho los profetas divinos estas y diez mil otras cosas maravillosas acerca de él; y la tribu de los cristianos, nombrados así por él, no están extintos al día de hoy".

Si bien menciona a Jesús de forma sarcástica, Josefo confirma los hechos de que Jesús realmente hizo muchos grandes milagros, atrajo seguidores, fue crucificado y fue proclamado vivo al tercer día.

Plinio el Joven, emperador de Bitinia, en el noroeste de Turquía, escribe al emperador Trajano, en 112 d.C.:  "Tenían la costumbre de reunirse en cierto día fijo antes de aclarar, cuando cantaban un himno a Cristo como Dios, y mediante un solemne juramento se comprometían a no cometer ninguna obra mala, sino abstenerse de todo fraude, robo y adulterio, nunca faltar a la palabra, ni negar algo encomendado cuando se les pedía honrarlo; luego de lo cual tenían la costumbre de separarse, y luego volver a reunirse para participar de los alimentos, pero del tipo común e inocente".

Uno de los historiadores romanos más importantes es Tácito. En 115 d.C. registró la persecución de Nerón a los cristianos, durante lo cual escribió lo siguiente:  "Christus, de donde el nombre tuvo su origen, sufrió la pena extrema durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato, y una superstición sumamente pícara , verificada como tal por el momento, volvió a desatarse no solo en Judea, . . . sino también en Roma".

Hay más de 39 fuentes extrabíblicas que dan fe de más de cien hechos relacionados con la vida y las enseñanzas de Jesús.

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